Hay mucha gente que padece de disfunciones sexuales tales como anorgasmia (incapacidad para sentir orgasmos), frigidez, eyaculación precoz o impotencia sexual, por ejemplo. Y en casi todos los casos las causas son las mismas:
Inseguridad y falta de confianza en sí.
Sentimientos de culpa. Estos sentimientos pueden provenir de masturbaciones en la adolescencia que se hacían de manera oculta y que generaron culpa o vergüenza. También provienen de tabúes religiosos por enseñanzas que fijan en el inconsciente que el sexo es malo.
Las causas de disfunción sexual por deficiencias orgánicas u hormonales se presentan en pocos casos.
La mayoría se debe a programaciones mentales equivocadas que se fijan en el inconsciente. Y esta programación inconsciente siempre domina a la consciencia. Es decir, aunque ya como persona adulta ha llegado a la conclusión que el sexo no es malo y que merece sentir satisfacción y felicidad en sus relaciones sexuales; y aunque sea capaz de recordar cómo y cuándo se produjeron esos mensajes negativos en su niñez o adolescencia, aún así, no es capaz de expresar su sexualidad como naturalmente debería ser.
¿Por qué? ¡Porque el principal órgano sexual es la mente!
Para superarlo se necesita de una ayuda simple y limpia: enviar al inconsciente mensajes positivos con referencia a la sexualidad, reafirmar a ese nivel que no corresponde sentirse culpable por experiencias sexuales anteriores y dar a este inconsciente instrucciones relacionadas con el merecimiento de la felicidad plena.
En la mayoría de los casos basta corroborar las causas de la disfunción sexual en los factores que señalamos anteriormente y realizar una autohipnosis o una reprogramación con técnicas de Programación Neurolingüística (PNL) para reordenar al inconsciente y reemplazar los antiguos condicionamientos equivocados.
El proceso es como una relajación profunda —un estado muy agradable— en la que se reciben los mensajes. La efectividad está dada por la experiencia en saber qué mensajes dar y cómo se deben construir las frases para que el inconsciente responda.
En pocos casos se podría necesitar algún apoyo de psicología clínica. Y en los menos, como ya indicamos, puede haber causas biológicas que deben solucionarse paralelamente con el especialista que corresponda.
Sin palabras, simplemente colóquense en una posición de espejo. Entonces, muy lentamente —observando a qué velocidad los sigue la persona— pueden entrar en un trance profundo. Asegúrense de tener manera de salir de él.
En este momento Andrés está sentado ante mí. Nos estamos transmitiendo montones de información, tanto verbal como no verbal. De todos los mensajes que nos ofrecemos mutuamente, algunos son conscientes, es decir, él y yo sabemos que los estamos ofreciendo, y otros no lo son.
Una cosa que puedo hacer con los mensajes de Andrés, es seleccionar los que puedo identificar como ajenos a su consciencia, y empezar a retroalimentarlos con reflejo corporal. Al retroalimentarlos, pueden pasar dos cosas. Su consciencia se alterará y se dará cuenta de esas cosas o simplemente, se amplificarán sus respuestas inconscientes, de modo que un número creciente de sus respuestas será inconsciente y un número cada vez menor será consciente.
Tras acompasar una respuesta inconsciente, puedo empezar a amplificar o a conducir hacia alguna otra respuesta. Puedo elegir cualquier parte del comportamiento no verbal de Andrés para hacerlo. Puedo acompasar su dilatación de la pupila dilatando mis propias pupilas, y luego, al mirarle, empezar a desenfocar mi mirada al ritmo al que él me siga. La mirada desenfocada es una buena indicación de trance, porque acompaña a un proceso interno opuesto a enfocar en algo en el mundo externo.
Puedo amoldarme a sus parpadeos, y parpadear gradualmente más veces y más lentamente hasta hacer que cierre los ojos. Puedo reflejar su tono muscular, y después relajar lentamente mis propios músculos para ayudarle en la relajación. Cuando acompasas e induces de forma no verbal, no hay necesidad de hablar. Simplemente, reflejas para conseguir compenetración, y después, entras lentamente en un estado de consciencia alterado, cerciorándote de que la otra persona te está siguiendo.
El acompasamiento y la conducción son un meta-modelo. En realidad, forman parte de cualquier otra inducción que he enseñado. Pueden utilizar el acompasamiento y la conducción solos, o como parte de otra inducción. Recomiendo que en algún momento practiquen solamente la porción no verbal. Sin palabras, simplemente colóquense en una posición de espejo. Entonces, muy lentamente —observando a qué velocidad los sigue la persona— pueden entrar en un trance profundo. Asegúrense de tener manera de salir de él.
Ten mucho cuidado con lo que quieres en la vida, porque si realmente lo quieres, ¡probablemente lo conseguirás! En otras palabras, con la actitud correcta, puedes hacer casi cualquier cosa si realmente lo deseas.
Te incluyo una práctica que encenderá tu mente cada día para tener una vida próspera y eficiente. Es un método comprobado. Te guío y así lo puedes hacer fácilmente.
Digo que se puede hacer cualquier cosa porque a veces tenemos limitaciones físicas que nos frenan. Por ejemplo, no puedo, no importa cuán buena sea mi actitud, convertirme en piloto de caza porque simplemente ya pasé la edad requerida para volar con esos aviones. Aparte de ese tipo de escenario, sí, ¡tú y yo podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos!
¿Qué es una actitud? Mi definición es que actitud es un sentimiento que tienes sobre ti mismo y un sentimiento sobre cualquier emprendimiento o presentación que estés realizando. Siempre he sentido y dicho a mis clientes: «Cuando te sientes bien contigo mismo, puedes realizar cambios maravillosos en tu vida». Por el contrario, cuando no te sientes bien contigo mismo, parece que casi todo sale mal y tiendes a tomar malas decisiones. ¡LA ACTITUD ES LA CLAVE!
Exploremos cómo la actitud afecta la forma en que tratamos a los clientes y cómo afecta nuestro índice de éxito.
Debes recordar que tienes una transferencia de sentimientos muy poderosa entre tú y un cliente o con cualquier persona con que te relaciones. Por lo tanto, debes tener mucho cuidado con los sentimientos que albergas porque ¡pueden captarlos! ¿Alguna vez has notado que cuando realmente no te sientes bien o algo te molesta, no eres tan efectivo con los clientes? No debería ser así, pero somos seres humanos con sentimientos, emociones y somos vulnerables a nuestros propios pensamientos y a los condicionamientos ambientales, es decir, a las cosas que nos dicen o a las inferencias que recogemos de los demás.
Por el contrario, debes haber notado que cuando realmente te sientes bien contigo mismo, te vuelves muy agudo; tu relación con los clientes mejora y también tu eficacia. Das sugerencias mejores y más positivas y los clientes las captan.
Sin embargo, hay días en los que necesitamos cambiar cómo nos sentimos y por tanto elevar nuestras presentaciones a los clientes. ¿Cómo hacemos eso?
Supongamos que te despiertas y no estás de muy buen humor y necesitas ver a 8 o 10 clientes hoy. ¿Cómo vas a reunir la energía y la actitud mental correcta para ayudar a estos clientes que acuden a ti en busca de ayuda? No te sientes muy bien contigo mismo, sin embargo, ¡puedes cambiar esto!
En estas situaciones enseño a aplicar mi Técnica de Éxito Seguro “Actúa como si…” La forma más rápida de hacer un cambio es actuar como si sintieras algo diferente al respecto. Las acciones desencadenan sentimientos. Entonces, si actúas como si te sintieras genial, te sentirás genial en un corto período de tiempo. Si te despiertas de mal humor, lo puedes solucionar.
Te invito a realizar esta práctica que ocupará muy pocos minutos. Vuelve aquí y repítela varias veces hasta que tu mente se entrene en provocarla a voluntad en segundos. Siéntate en una posición cómoda y ¡empecemos!
Cierra los ojos y visualiza un hermoso lago y, al mirar a través de la superficie del agua, notarás que el agua está tranquila y en paz. Deja que tu mente esté así de calmada, tranquila y en paz. Mira alrededor del lago. Ves hermosos árboles. Árboles altos y majestuosos. Arriba, hay un hermoso cielo azul y, a lo lejos, algunas montañas hermosas. Y ahí está el sol poniéndose en el horizonte. Notas que el sol, a medida que se pone en el horizonte, brilla sobre la superficie del agua pareciendo pétalos de oro flotando allí. Esta maravillosa escena te relajará rápidamente, te mantendrá con tranquilidad y serenidad. Te ayudará, incluso, a conciliar el sueño en minutos cuando lo necesites.
Guarda esta experiencia y úsala para tus clientes. Deja que esta hermosa escena envíe sensaciones de relajación a través de tu cabeza, tu frente y tus párpados. Deja que se irradie esta energía a través de tus músculos faciales. Imagina que todos los músculos de tu cuerpo se relajan. Siente tu cuerpo suelto como si fuera de trapo.
Siente que la sensación de relajación va descendiendo desde la cabeza a tus pies. Deja que tus músculos se suelten. Observa ahora mismo lo bien que te sientes. Esta maravillosa sensación de bienestar y descanso se refleja en tu mente, en tus sentimientos y en todo tu cuerpo. Imagínalo. Cada instante tu relajación se profundiza.
Ahora que estás en un estado de ánimo relajado, imagina teniendo un gran día. Tu mente está llena de energía, tienes entusiasmo y una sensación de eficiencia que cada cliente que veas aceptará y seguirá absolutamente tus sugerencias. Mira tu forma de caminar, hablar y comportarte. Observa tu postura, tus expresiones y escucha el sonido de tu voz. ¿Es agradable? ¿Convincente? ¿Eficaz? ¿Sincero? ¿Aceptarías esas sugerencias para ti?
Has ahora tres respiraciones profundas, estira tu cuerpo un poco y vamos a triunfar hoy.
Puedes darte cuenta que eres completamente diferente a la persona que se despertó en la mañana. Ahora estás de buen humor. ¿Cómo ocurrió eso? Ésta es la clave: las acciones desencadenan sentimientos. Si quieres cambiar los sentimientos, entonces actúa de manera diferente. Camina, habla, mira, piensa y siente como la persona que quieres ser este día, ¡y mira lo que sucede!
Actúa como si…
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El lenguaje no verbal revela una gran cantidad de información sobre proyectos, sentimientos y miedos escondidos. Se calcula que entre el 60% y el 93% de nuestra comunicación es no verbal. En el cortejo, el porcentaje de comunicación no verbal supera el 99%. En lo referente a las emociones, en vez de verbalizar como nos sentimos, es nuestro cuerpo el que habla.
Un ejemplo práctico son las manos, que atraen especialmente la atención en el cortejo. Los dedos, las palmas de las manos y las muñecas despiertan una atracción increíble. Unos centros específicos de los lóbulos temporales, partes del cerebro situadas justo por encima de las orejas, a ambos lados del encéfalo, responden exclusivamente a la posición de las manos (Kandel, 1991). Tanto hombres como mujeres se fijan inconscientemente en el aspecto físico de las manos y los dedos del otro, así como en los gestos y las formas de expresión.
Mostrar la palma abierta y hacia arriba es un signo universal de amistad. Este gesto de invitación, reconocido en todo el mundo, dice: «Puedes acercarte».
En el cortejo, los gestos en que se muestran las palmas de las manos son psicológicamente más amistosos que aquellos en que las palmas están hacia abajo. El gesto de encogimiento de hombros junto con las palmas hacia arriba forma parte de una muestra de sumisión.
Las mujeres encuentran muy atractivas las manos y las muñecas de los hombres. En el cortejo, es mejor mostrarlas con mangas cortas o subidas.
En el cortejo, los gestos en que se muestran las palmas de las manos hacia arriba son psicológicamente más amistosos que aquellos en que las palmas están hacia abajo.
En cambio, presentar las manos con las palmas hacia abajo resulta agresivo. Hacer gestos con las manos orientadas hacia abajo al hablar, que es la posición en pronación que adopta la mano en las flexiones de suelo, es como dar un manotazo sobre la mesa. Un gesto con la mano hacia abajo recuerda las patadas rituales que dan los luchadores de sumo en el ring.